domingo, 12 de mayo de 2013

Amargo Obrero: la bebida anarquista de la Argentina




















El Amargo Obrero fue una bebida elaborada por Pedro Calatroni y Antonio Tacconi en la ciudad de Rosario, Santa Fé, en el año 1888, con una mezcla de hierbas aromáticas serranas, a fines del Siglo XIX.

Una reacción a las bebidas dulces que bebían las clases burguesas. Fue una creación del sindicalismo anarquista, caracterizado por los colores rojo y negro de la etiqueta. Adoptado posteriormente por el peronismo, que lo identificó como el aperitivo elaborado por la clase trabajadora argentina.

La etiqueta de la botella muestra un puño, una maza, un yunque y una hoz, haciendo alusión al movimiento obrero. Beberlo era de rutina entre los peones y obreros. La bebida fue traída al país por inmigrantes italianos. Se caracteriza por poseer un olor parecido al fernet, pero más dulce. Se obtenía de una mezcla de hierbas como la carqueja, la manzanilla y la muña-muña, con una graduación alcohólica del 19 %.
Considerado el “aperitivo del pueblo argentino”. Décadas atrás, las etiquetas tenían un sol de fondo, representando el nacimiento de una nueva nación. El cambio a una etiqueta neutra, sin ninguna simbolización, fue ordenado durante la presidencia de Leonardo Galtieri.

El Amargo Obrero fue un aperitivo emparentado con el anarcosindicalismo y marca absoluta de nuestra identidad, bebida de la clase obrera, en toda la Argentina.

¡Qué los parió! ¡Qué no hicieron los ácratas en la Argentina, desde las Sociedades de Fomento a la Cultura y el Arte, pasando por los clubes barriales, que muchos de ellos se transformaron en clubes de fúlbol. Los panaderos le pusieron sobre nombres a las “facturas”: “cañoncitos”, “bolas de fraile”, “suspiros de monjas”, y otros, con el rejunte de todas las facturas que sobraban, lo denominaron: “sacramento”. Y lo que faltaba, un aperitivo: ¡AMARGO OBRERO! Creación e identidad. Nacido desde la “Barcelona Argentina”, así se la llamaba a Rosario en el movimiento obrero a principios del siglo XX.

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